He perdido ya la noción del tiempo intentando recordar cuándo fue la primera vez que me vi con una cámara entre mis manos. Recuerdo de niño deslizarme a hurtadillas en la habitación de mis padres para poder coger la “máquina” de mi padre. La mayoría de las veces estaba en el estante más alto de algún armario al que no llegaba, así que se convirtió para mí en un preciado objeto de deseo.
Pasaron los años y, mientras me ganaba los favores paternos para usar su Voigtländer, comencé a disparar mis primeros carretes en los veranos que pasaba en la Sierra de Gredos, en casa de mis abuelos. Me gustaba andar detrás de ellos y retratarles desprevenidos, sin hacerles posar. Tarea nada fácil si no conoces de antemano el carácter parco de los castellanos… Pero algo iba bien cuando conseguía arrancarles una sonrisa al llevarles las copias al verano siguiente.
Después llegaría la adolescencia, sus hormonas y el olor a cuarto oscuro y químico revelador del sótano del periódico local donde mi hermano hacía sus prácticas de periodismo. Por allí me deslizaba también los fines de semana, aprendiendo entre plumillas y foteros que aquello de la fotografía era colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje. Al poco tiempo comencé a trabajar como fotoperiodista para ese mismo medio y otros de la provincia de Guadalajara.
Cuando me quise dar cuenta había terminado mis estudios en imagen y estaba aceptando encargos de fotografía de todo tipo, además de empezar a enseñar lo que tantos libros y seminarios me habían enseñado ya. Hoy, 20 años después, he comprendido que ser fotógrafo es mucho más que dominar la técnica. Hay que ser ser capaz de entender y emocionar con todo aquello que nos rodea. Hace años ya lo dijo Ansel Adams mucho mejor que yo:
“Un fotógrafo no sólo hace una fotografía con su cámara, sino también con los libros que ha leído, con las películas que ha visto, los viajes que ha hecho, la música que ha escuchado y las personas que ha amado»
Opiniones
César · alumno
Carlos es un fotógrafo excepcional. Experto en viajes, iluminación, street photography… Gran docente, con una amplia y extensa experiencia; accesible y siempre atento al alumnado. Como alumno en distintos cursos he disfrutado de sus conocimientos y de su claridad teórico-formativa y práctica. Dispuesto, en todo momento, a facilitarte el máximo control compositivo de la toma, el máximo rendimiento en el manejo de tu cámara y a compartir contigo las claves para conseguir el revelado digital más completo. Generoso en consejos, en apoyo a proyectos fotográficos, talleres, quedadas, salidas a exposiciones,… Hablar de Carlos es hablar de entrega total al mundo de la fotografia y a la formación en la fotografía. Gracias por la formación que me sigues aportando, por tu interés y seguimiento en mis proyectos personales y, naturalmente, por tu amistad.
María Luisa · Alumna
A lo largo de mi vida he tenido muchos profesores, pero sólo unos pocos me han hecho disfrutar de lo aprendido. Me enseñaran la materia que me enseñaran, todos tenían una cosa en común que los distinguía del resto: la pasión por su trabajo. Creo que esto es lo que distingue a un buen profesor del resto y Carlos es uno de ellos. Es un apasionado de la fotografía … y a esto hay que sumar su sólida formación, gran implicación en el proceso de aprendizaje de sus alumnos y seriedad en su trabajo. Sus cursos me han hecho muy sencillo el paso de la fotografía analógica a la digital a pesar de llevar 25 años sin tocar una cámara. Nunca pensé que pudiera disfrutar tanto del proyecto personal que inicié en su Curso Avanzado de Fotografía todo gracias a su apoyo.
Pilar y Pedro · Boda
Carlos es un profesional exquisito. Atento a cada detalle y con la increíble habilidad de “estar” en cada momento sin molestar jamás. Discreto y absolutamente eficaz. Las fotos de nuestra boda son la expresión de un montón de estupendos instantes que Carlos captó de un modo técnicamente impecable y con un profundo sentido artístico. Imposible hacerlo mejor, imposible estar más agradecidos. Se entregó del todo para que el recuerdo gráfico de nuestra boda fuera un gigantesco regalo.
Aida · Alumna
Con Carlos empecé a introducirme en el mundo de la fotografía y ha conseguido engancharme del todo. Lo que más admiro de él es que siempre tiene palabras de ánimo y siempre sabe valorar los trabajos que le presentamos en los cursos, aunque sean fotografías mediocres, sacando los mejores detalles de cada una de ellas para hacernos mejorar. Siempre sabe cómo motivar, pero también cómo hacer una crítica constructiva en caso de necesitarla para animarnos a seguir aprendiendo. Muy buen profe y mejor persona.
Inma y Jairo · Boda y familia
A Carlos les consideramos ya “el fotógrafo de la familia”. Nos hizo las fotos de nuestra boda, las de nuestra hija Julia cuando nació y una sesión de fotos familiares cuando ya éramos cuatro en casa. Nos encanta cómo trabaja: su ojo para los detalles, su paciencia con los niños, los álbumes que prepara… Se lo recomendamos siempre a todo el mundo. Creo que ha fotografiado a todos nuestros sobrinos y son muchos los amigos que también han contado con él para hacer sus reportajes. Todo un profesional y una persona que se hace querer. ¡Mil gracias!
Nuria y Francisco · Boda
Conocí a Carlos como profe en un curso de fotografía al que me apunté meses antes de mi boda y pensé en él desde el primer momento para que nos hiciese las fotos. Nos casamos en una bodega en Aranjuez sin luz natural y teníamos miedo de contratar a alguien que no supiese trabajar en esas circunstancias. Hablamos con él y nos explicó cómo lo iba a hacer, quitándonos muchos miedos. Cuando vimos las fotos no nos podíamos creer el resultado: no sólo había sido capaz de captar la luz del lugar, sino que no perdió detalle de nada. Estamos muy agradecidos y contentos con sus fotos. Un 10 como profe y como fotógrafo.
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